
Al comienzo del nuevo milenio se convirtió en la mascota del equipo olímpico ruso, así, en Atenas 2004 emocionó en su versión peluche como premio de participación para los atletas, haciendo su reaparición en los siguientes eventos olímpicos, en Turín 2006, esa vez en versión blanca. En este año, su color cambia a rojo, esto se debe a que en China, el rojo simboliza tanto belleza como buena suerte ilimitada, según indicó Kusnirovich a la prensa.
En su versión de botarga posó para los medios al pie del avión que transportó a los deportistas como se puede ver en esta foto, y como buena mascota, ya ha acompañado a medallistas como Anastasia Ermakova y Yelena Isinbayeva
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